Cuadro: El sueño. Picasso
Era la menor de tres hermanas, la única que había obtenido una titulación universitaria, la única que no había atado su vida a ningún hombre. Creo que mis propias hermanas- y quizás también yo misma- me miraban como un bicho raro. Digo yo misma porque conozco la tendencia que tenemos los humanos a hablar de nuestras miserias en tercera persona, entonces si digo que mis hermanas piensan mal de mí, quizás sea yo la que lo haga.
Es cierto, la frase cae otra vez sobre mi propio cuerpo: no me quería mucho, al menos hasta un tiempo después de comenzar mi psicoanálisis. Ahí aprendí poco a poco a quererme, a estar más a gusto en mi piel.
Siempre pesaban más mis fantasías sobre mi belleza o mi fealdad, mi estatura demasiado alta o demasiado baja, mi edad demasiado avanzada o demasiado breve para todo lo que me proponía, todo eso, siempre pesaba más, repito, que mi brillante currículum. Que yo pueda decir hoy aquí, e incluso escribirlo, que mi currículum es brillante, era impensable antes. Todo lo que yo hacía era despreciable, yo era una tonta, mis logros eran fútiles, mis conquistas sociales, nada, mis progresos académicos inexistentes.¡ Que desprecio más terrible hacia mis cosas!, ahora me doy cuenta al menos, y he aprendido a hablar de otra manera de mí. Es curiosa esa costumbre que tenemos algunos humanos de hablar mal de nosotros delante de todo el mundo. Parece como si nos hiciéramos los tontos y no consideráramos la importancia de nuestras frases en nuestra vida. ¿O ustedes creen que la vida es aquello que vivimos?, no, la vida es lo que somos capaces de decir de aquello que vivimos. Según lo que diga de mí, termino construyendo eso para mí. Creo que este es, entre muchos otros, el más importante aprendizaje de mi viaje por el psicoanálisis. Y no me pregunten, porque no sé ni cómo ni cuando se produjo esa pequeña revolución interior. Pero un día pude empezar a hablar bien de mis cosas, no de manera soberbia, sino con justicia, reconocía mis errores e intentaba no caer en ellos la siguiente vez, no me machacaba horas, días, meses por ellos, quedándome detenida en una escena del pasado, perdiéndome el hoy y no pudiendo pensar los pasos futuros. Pero también, y esto era lo más curioso para mí, aceptaba mis triunfos, mis pequeños aciertos, mis pasos hacia adelante.
Ahora a seguir creciendo, y con alegría, sin dolor, sin lamentos, sin remordimientos, a crecer porque toca crecer, y a disfrutar de ese crecimiento.
Interesante reflexión, además no es nada fácil, romper con la determinación familiar, que no es romper los lazos familiares en la realidad, sino romper con la idea que yo tengo de familia. Gracias por el tema.
ResponderEliminarGracias a tí, Magdalena.
ResponderEliminarUN abrazo
Cómo siempre hace pensar tú escrito, me gustóo¡¡;)
ResponderEliminarBESOOTESS HERMOSAAA¡¡¡¡
Hola Mamen, qué alegría volver a verte por estos parajes de mi blog. Pensar, qué cosa tan necesaria.
ResponderEliminarUn beso, preciosa.
me ha gustado leer tu escrito, y es verdad si tu amas tu arte , lo tuyo, tus creaciones, tu trabajo se iluminara como si fuera oro, pero si todo siempre termina manchado de dolor, de sangre, de miedo, de inseguridad , la verguenza que nos inventamos nos dejara encerradas, lejanas de cualquier buen fin.
ResponderEliminarQuizás lo más acertado sea amar un poco lo de uno y un poco al mundo.
ResponderEliminarUn beso besos
¡Buff, Alejandra! Esto me suena mucho... Gracias por ponérmelo delante. Tardé mucho en darme cuenta de que lo que decimos sobre nosotros mismos se convierte en nuestra arcilla.
ResponderEliminarUn beso.
Laura
Hola alejandra,
ResponderEliminarInteresante reflexión, claro que si, al final y de todas formas , conocerse y aceptarse es muy importante para cada ser humano.
Querer ser feliz y vivir en paz es lo mas deseado y buscado..
Te invito a ver y leer en mi blog (que comparto con dos amigos de PORTUGAL) ;
LA REVOLUCION DEL ALMA.
Saludos
Así es Laura, y hay quien no llega a saberlo nunca, así que al menos lo hemos descubierto a tiempo.Un beso
ResponderEliminarGracias Poseidón, me pasaré por tu blog.
ResponderEliminarUn saludo
Confieso que has hablado de un tema que me afecta bastante. Soy de esa spersonas que hablan mal de si mismos. No soy tan brillante como tu,pero desde hace poco, estoy aprendiendo a hablar de algunas cosas que hago bien. Eso hace que me sienta mejor comigo mismo, no ya opor la aceptación de los demás, quie no la necesito, si no porque estoy aprendiendo a aceptarme a mí mismo.
ResponderEliminarMe alegro de que hayas dado ese paso. En tu caso es increible, eres buena en todo, al menos esa es la imagen que tengo de ti. Inteligente, simpática, educada y hasta guapa.
Saludos