La fobia es definida por la medicina como un miedo irracional. Los aviones son frecuentemente un objeto común de las fobias, hablamos de la conocida fobia a volar o aerofobia.
Para el psicoanálisis, el objeto de la fobia es secundario, cobrando toda la relevancia el sujeto que la padece. Por ello, no clasificamos la fobia por su objeto: hidrofobia (fobia al agua) agorafobia (miedo a los espacios abiertos) claustrofobia (miedo a los espacios cerrados y pequeños), etc., sino que distinguimos fobias simples, aquellas que muestran un miedo exagerado a algo a lo que casi todo el mundo en algún momento de su vida tiene algo de temor: las serpientes, la oscuridad, las tormentas…, que son más del orden de la histeria, y otras fobias, cuyo objeto es más inusual: fobia a los caballos, a los perros, etc. La agorafobia es especialmente frecuente en los pacientes con neurosis de angustia o trastornos de angustia.
Ese aspecto de irracionalidad que tiene la fobia es porque se produce un desplazamiento a nivel psíquico. El desplazamiento es una deformación que da aspecto de absurdo para la conciencia aquello sobre lo que recae. Se entenderá mejor con un ejemplo.
Las fobias a los animales son muy frecuentes en niños, en los que la distancia entre el animal y el hombre es mucho menor que para el hombre adulto. El primer amor del niño es la madre, y su primer rival por el amor de la madre es el padre, del que teme un castigo si él llegase a averiguar lo que el niño siente por la madre. Pero además de temerlo, el niño ama al padre, ahí es donde aparece el conflicto, que se resuelve por un desplazamiento del miedo sobre un objeto exterior, ya no teme al padre, ahora teme al animal; al perro, al caballo, etc. En realidad, cuando se teme al padre, se renuncia a la madre, pero el paciente fóbico no quiere renunciar. Por no estar el temor o miedo al padre en su lugar, aparecen temores o miedos a todo. El Miedo protege de los miedos.
Las fobias al avión las podemos incluir dentro de las fobias al transporte (como son las fobias al metro, autobús, coche, tren...) No olvidemos que el primer transporte que conoce el niño es el seno materno, el vientre de la madre, que nos aloja durante los nueve meses de embarazo. Las fobias al avión siempre tienen un componente de claustrofobia (miedo a quedar encerrado en espacios pequeños). El vientre materno también es llamado claustro materno. ¿Dónde entra el fóbico cuando entra en el avión? ¿reingresa en el cuerpo de su madre? Generalmente los peores momentos son cuando se cierran las puertas, ahí el paciente siente que ya no hay escapatoria. No está el miedo al padre para realizar esa separación necesaria de la madre. Aparecen los miedos.
Sólo en un proceso analítico, el paciente fóbico puede una vida sin temores, sin miedos. No sin miedo, porque el miedo nos protege, pero no se siente. Los miedos se sienten, se padecen.
buenos dias amiga...yo nunca volé ,precisamente por que me marean las alturas ...ya me gustaria pero ni a una escalera para coger algo puedo subir...precioso relato
ResponderEliminarun abrazo
Marina
Gracias Marina. Tu vuelas en tus letras, creo. Un saludo
ResponderEliminarAlejandra