viernes, 20 de febrero de 2009

LA MUJER EN LA MEDICINA

Cuadro: Las 7 edades de la mujer. Hans Baldung Grien.

El tema de la mujer y La Medicina es un rico campo de trabajo, y puede ser abordado desde varios puntos de vista. Hoy tomaré la cuestión desde la formación Universitaria de las mujeres como Médicos, haciendo un recorrido histórico.
Podríamos decir que una práctica similar a la medicina surgió con las primeras manifestaciones de la necesidad de eliminar o aliviar los síntomas del malestar humano.
Desde los albores de la civilización, los humanos han intentado aliviar el dolor, inicialmente con medidas como el reposo o el calor, después surgieron las primeras inmovilizaciones de fracturas, pequeñas intervenciones quirúrgicas y un herbario de plantas curativas.
Se considera que la actual Clínica Médica nace a principios del siglo XIX, con todos los progresos de la química, que se aplicaron a las determinaciones de laboratorio, de la microbiología que aisló varios gérmenes, de la anatomía patológica, de los avances de la anestesia y de la asepsia quirúrgica, la radiología, la electrocardiografía…etc.
En cada época de la Medicina han existido uno o varios pensamientos filosóficos predominantes que determinaban no sólo la concepción de las enfermedades y por tanto el tratamiento, sino también la función del médico.
La primera de estas teorías fue la teoría de los cuatro elementos, que Hipócrates, el Padre de la Medicina, toma en el siglo IV ac de los filósofos de la época, para edificar su teoría de los cuatro humores: bilis negra, bilis amarilla, sangre y flema. La enfermedad dependía del desequilibrio de uno de estos cuatro humores, y el tratamiento, era acorde con esta concepción. Si uno de estos humores estaba presente en exceso, se drenaba con purgantes o sangrías.
Esta pequeña introducción a la Historia de la Medicina para dirigirme hacia el tema que nos ocupa: que no fue una diferencia constitucional, anatómica (como esgrimían los filósofos, psicólogos, antropólogos y médicos de la época) lo que hizo que la mujer accediera tan tarde a la Historia de la Medicina, sino una manera de pensar, un pensamiento escrito sobre la mujer.
Acerco algunos datos estadísticos que me parecen altamente significativos: en la actualidad y en España, el 75% de los estudiantes de la carrera de Medicina son mujeres (en otras carreras tomadas globalmente este porcentaje oscila alrededor del 55%). Hemos dado un paso, teniendo en cuenta que en 1919 el porcentaje de estudiantes de Medicina mujeres en relación al total era de 0.8% y en 1975 era del 34.3%. Y el crecimiento ha sido sostenido, desde que la mujer decidió hacerse cargo de su deseo de ejercer la Medicina.
Continuará

jueves, 19 de febrero de 2009

PENSANDO LA RELACIÓN MÉDICO-PACIENTE. LA IMPORTANCIA DE LA ESCUCHA


Cuadro: Nuestra propia ciudad. Amelia Díez

Hay varios factores a tener en cuenta en la relación médico-paciente. Por un lado están los factores generales intervinientes en cualquier relación humana, podríamos pensar que no es que dos sujetos se relacionen entre ellos, sino que hay algo que los pone en relación. En este caso, es la Medicina la que pone en relación al médico y al paciente. Por otro lado, estarían los factores específicos de esta relación.
Veremos algunos elementos fundamentales que se ponen en juego:
1) La transferencia:
Tenemos que tener en cuenta que el paciente ya trae una relación previa con La Medicina y con los médicos. Es decir, que va a “transferir” al actual encuentro todas esas experiencias, prejuicios, relatos, lecturas, etc, anteriores.
Por eso es importante, que si el paciente muestra desconfianza, el profesional no crea que esa desconfianza es hacia él. El paciente no conoce aún a ese médico y por tanto es imposible que la desconfianza se dirija a él. Podíamos decir que el paciente tiene que atravesar ese camino entre su relación fantasmática, imaginaria, que él trae hecha de casa, con el médico y la actual relación nueva, que se va a establecer.
La confianza “hay que ganársela”, no está dada. El paciente inicialmente, no tiene porqué confiar en el médico. Aunque también es cierto, que si un paciente acude a la consulta, es que algo de confianza tiene, sino, no acudiría. Son más importantes los hechos (acude) que las palabras (manifiesta desconfianza). Esto nos permite entrar en otro relevante tema:
2) La escucha.
La escucha, como hemos podido observar, no se limita a escuchar las palabras del paciente, todas estas indicaciones que hemos ido dando, hacen a cómo escuchamos al paciente: por ejemplo: sus actos son una manera de decirnos algo, o si demuestra una actitud hostil en la primera consulta, no hemos de tomárnoslo como algo personal… Si el paciente se siente escuchado, ya se ha establecido la relación. En realidad, es lo que el paciente más desea: ser escuchado.
Con respecto a esta cuestión de darle más importancia a los actos que a las palabras, también tenemos que tener en cuenta que no es todo tan fácil como que el paciente viene a curarse, nos solicita ser diagnosticado y curado y colaborará en todo con el tratamiento. Este sería el paciente ideal que todo médico imagina, pero posiblemente no exista.
Su propia curación, el paciente la puede llegar a vivir como un don, como un regalo, y no dará este don o regalo a cualquiera. Hay pacientes que se curan con un médico y con otro no, a pesar de que se administró el mismo tratamiento farmacológico. Y esto no depende de la eficacia del médico, sino de las atribuciones del paciente.
Además de establecer una relación particular con el médico, el paciente tiene una relación también con su enfermedad. En ocasiones, aunque la demanda consciente es curarse, inconscientemente el deseo es otro: mantenerse en el rol de enfermo.
La enfermedad exime al paciente de enfrentarse a veces con verdades dolorosas para él, o con la realidad exterior, hostil. Algo en él se resiste a entregarle al médico la curación.

martes, 17 de febrero de 2009

VIOLENCIA FAMILIAR. EL MALTRATADOR. GRAN OLVIDADO

RECORDAD QUE PODÉIS INSCRIBIROS EN EL CONGRESO VIRTUAL DE PSIQUIATRIA INTERPSIQUIS (DE MANERA GRATUITA) PARA PARTICIPAR EN EL DEBATE, EN LA MESA DE PSIQUIATRIA LEGAL Y FORENSE: UN PASO MÁS EN MATERIA DE MALTRATO DE GÉNERO, BUSCAD EN EL DÍA 16 DE FEBRERO. pinchando sobre el siguiente enlace, se entra a la página del congreso:


esperamos vuestras siempre interesantes aportaciones


Cuadro: Galatea de las esferas. Dalí.
El problema de la violencia familiar, ha generado una alarma social que mueve a los poderes institucionales y a los distintos colectivos sociales y sanitarios a plantear medidas en contra de dicha violencia. En general todas estas medidas van dirigidas a la que se conoce como víctima de la situación, es decir a la mujer. Son pocos los que se plantean un abordaje de la situación desde la pareja o que planteen el tratamiento del maltratador. Así por ejemplo, en España, las primeras terapias de rehabilitación de maltratadores se pusieron en marcha en 1995, bajo la coordinación de Enrique Echeburúa, Catedrático de Psicología Clínica del País Vasco, programa que según explica el propio catedrático nació tras varios años de prestar asistencia a mujeres maltratadas y comprobar que muchas de ellas seguían conviviendo con su agresor y además no tenían ninguna intención de abandonarlo.
En un estudio sobre las medidas adoptadas por los Estados Miembros de la Unión Europea para luchar contra la violencia hacia las mujeres se analiza el periodo 1995-2001. Desde 1995, 14 países (93%) han destinado alguna de las campañas de sensibilización realizadas a la población general y 13 países (87%) han dirigido algunas de sus campañas a las víctimas de la violencia. El único colectivo al que menos de la mitad de los países ha dedicado sus campañas es el de los agresores (6 países, 40%).

Desde nuestra experiencia clínica, y nuestra formación teórica psicoanalítica, después del tratamiento y seguimiento de varios casos de maltrato, hemos observado que existen diversas posiciones psíquicas en juego en el maltrador, que son susceptibles de abordaje psicoanalítico, planteamos aquí algunas posibles:

a. Concepción sádica del coito: En un periodo de su constitución sexual, el niño considera el coito como una violencia, como una agresión, le resulta muy similar a las peleas que él tiene con sus amiguitos, y le parece un acto de amor ser pegado por su padre o pegarle, esta concepción sádica del coito, que en principio es una teoría infantil, puede mantenerse hasta edades muy avanzadas de la vida, e incluso ser la única manera en la que el sujeto pueda concebir las relaciones entre los sexos. Es un sujeto que no conoce otra manera de “amar” que la de golpear a la pareja sexual.


b. Posición sádica, en contraposición con la posición masoquista. En este caso el sadismo sería un tipo de perversión sexual, que busca el placer en causar dolor a la pareja sexual. Es diferente del caso anterior. En el caso anterior, él cree que eso es el amor, que el amor es violencia sobre el otro. En este caso sólo se trata de la búsqueda del goce por el dolor (produciéndolo o sintiéndolo). Con el término posición queremos aludir, entre otras cosas a la movilidad de estas estructuras, no son fijas, de tal manera que aquél miembro de la pareja que toma en ocasiones una posición sádica, puede tomar una posición masoquista en otro momento de la relación, independientemente de su sexo biológico.


c. Degradación del objeto amoroso: El amor adulto se compone de una corriente sensual y una corriente tierna, en ocasiones, hay sujetos que no pueden aunar estos dos componentes en el amor a un único objeto amoroso, de tal manera que no son capaces de mantener relaciones sexuales, o de realizar sus pequeñas perversiones sexuales con la mujer a la que aman tiernamente, y eligen una mujer distinta a la que no aman, a la que consideran un objeto degradado por cualquier circunstancia: clase social inferior, distinto nivel cultural o cualquier otra característica, con la que sí pueden realizar esas perversiones. Decimos que la corriente sensual y la corriente tierna están aquí disociadas. Estos sujetos que precisan esta degradación de la vida erótica, son capaces en esta degradación del objeto amoroso, de llegar al maltrato. A veces, no es necesario que haya dos mujeres en juego, sino que la misma relación puede ser en ocasiones predominantemente tierna y en otras ocasiones predominantemente sensual.


d. Celos y sentimiento de propiedad privada sobre la pareja: Celosos somos todos, pero no todos actuamos los celos, hay quien puede hablarlos. El sentimiento de propiedad o de posesión sobre la mujer, pueden llevar al maltrato. Frases que nos parecen muy románticas, como: eres mía, soy todo tuyo, pueden mostrar ciertas actitudes con respecto al objeto sexual, que llevadas al extremo, lleguen al maltrato.

Los celos patológicos son generalmente celos injustificados. A veces, el hombre traslada a la mujer su deseo de infidelidad, para no aceptarlo: "es ella la que es infiel, y no yo el que deseo serlo", a veces cela de cualquier cosa que lo aparte momentáneamente del otro: su trabajo, sus amigos, un deporte, y hay situaciones extremas, donde el sujeto deja el trabajo para estar en una continua vigilancia de su pareja. Estas situaciones de celos, llevan en ocasiones al maltrato, como castigo por la infidelidad, muchas veces fantaseada por el celoso.


Todas estas posiciones son modificables en psicoanálisis. Estaríamos hablando de prevención secundaria en casos donde ya ha acontecido el maltrato, o incluso de prevención primaria, cuando se observa alguna de estas actitudes, se debe acudir antes de llegar al maltrato físico.

domingo, 15 de febrero de 2009

DE MUJER OBJETO A MUJER SUJETO


Escultura: EL beso de Carolus Duran.

Para el Psicoanálisis, no hay relación de objeto (podríamos decir de pareja) armónica. El objeto genital, la ilusión de una "pareja perfecta" parte de una particular interpretación del mito de Aristófanes (que Platón recoge en el diálogo “El banquete”), del cual se desprende la idea de la "media naranja". Según este autor, habría existido un ser completo, esférico, que poseía los dos sexos. Este ser habría sufrido una escisión, y desde aquél momento, una mitad busca afanosamente a la otra.
En todos los tiempos, la concepción que el hombre ha tenido del amor ha sido resultado de una escritura. La dama, la mujer del amor cortés fue una producción de los trovadores. Es esa dama inmóvil, congelada, inerte, cuyo único propósito es dejarse amar, ser adorada, ser objeto de amor del otro. Mujer objeto.
Tuvo que llegar otra escritura: la escritura que funda el campo psicoanalítico, para que Ella se preguntara por su deseo. La muñeca inanimada de los trovadores, cobra vida y comienza su andadura como mujer deseante. Una mujer que más allá de preocuparse por ser amada, tarea en la que había empeñado hasta entonces su vida (pues sabemos cuan alto precio pudo llegar a pagar por ese amor: la escritora feminista Betty Friedan llega a decir que el amor es el opio de las mujeres), se hace responsable de su deseo, de su capacidad de gozar, de amar, de producir: Mujer sujeto.
Las necesidades sociales, con la revolución industrial y la partida a la Primera Guerra Mundial de los hombres, que despobló las fábricas, dieron el primer empujón a la mujer para su introducción masiva en el mundo laboral. Sabemos que esa introducción en el mundo laboral, junto con la posibilidad de ser formada, son dos de los pilares sobre los que gira toda la liberación femenina.....


Si os ha interesado, mañana en el 10º congreso Interpsiquis estaremos participando con la ponencia completa (EN LA MESA REDONDA DE PSIQUIATRÍA LEGAL Y FORENSE, CON UN PASO MÁS EN MATERIA DE MALTRATO: Os invitamos a participar con vuestra lectura, comentarios y si quéreis pódeis votar: http://www.interpsiquis.com/

jueves, 12 de febrero de 2009

SOBRE EL MALTRATO FAMILIAR.


LA ESCUELA DE PSICOANÁLISIS GRUPO CERO PARTICIPA EN EL X CONGRESO INTERNACIONAL DE PSIQUIATRÍA INTERPSIQUIS 2009, EN LA MESA DE PSIQUATRÍA LEGAL Y FORENSE, CON LAS SIGUIENTES COMUNICACIONES:

ASPECTOS PSÍQUICOS DE LAS RELACIONES DE PAREJA EN EL MALTRATO FAMILIAR

Este es un tercer intento de aproximación desde el psicoanálisis a una problemática compleja como es el maltrato familiar. Justificaremos en esta comunicación porqué preferimos la acepción de maltrato familiar a otras como maltrato de género, violencia machista, etc.
Ponentes: Dra. Alejandra Menassa de Lucia. Dra. Pilar Rojas Martínez.

“ESTADO ACTUAL DE LOS JUZGADOS CUATRO AÑOS DESPUÉS DE LA ENTRADA EN VIGOR DE LA LEY ORGÁNICA DE MEDIDAS DE PROTECCIÓN INTEGRAL CONTRA LA VIOLENCIA DE GENERO”.

¿Cuál es la situación actual de los Juzgados de Violencia de Genero?, ¿se esta aplicando la ley productora de los mismos?, ¿qué repercusiones ha tenido su desarrollo en el ámbito practico en relación con el resto de Juzgados?, ¿se están cumpliendo los objetivos para los que fueron creados?, ¿ha quedado confirmada la utilidad de esta especialización?
Ponente: Hernán Kozak.

REVISIÓN PSICOANALÍTICA DE LAS ESTADÍSTICAS SOBRE VIOLENCIA DE GÉNERO.

Según el Ministerio de Igualdad a 25 de noviembre de 2008 en España este año se habrán contado 400.000 víctimas de la violencia de género, aunque serán menos las denuncias presentadas. En lo que va de año 61 mujeres han sido asesinadas a manos de sus parejas.

Ponentes: Magdalena Salamanca, Manuel Menassa, Ruy Henríquez, Sergio Aparicio

LAS PONENCIAS ESTARÁN DISPONIBLES EN www.interpsiquis.com A PARTIR DEL LUNES 16 DE FEBRERO en la mesa Psiquiatría legal y Forense. Pueden participar en el debate y si lo desean, votar las ponencias.

miércoles, 11 de febrero de 2009

LAS RELACIONES DE PAREJA 2.


Cuadro: Hombre y mujer después del amor.
La explicación psíquica respecto a los deseos de infidelidad es que él (el hombre) tiene que sustituir a su madre (su primer objeto amoroso de la infancia) como objeto por otras mujeres, ella tiene que sustituir primero a la madre (porque es tanto para la niña como para el niño el primer objeto amoroso) como objeto por el padre y después al padre por otros hombres.
Como tuvimos que ser infieles desde el principio a nuestros primeros amores, ambos tenemos tendencia a la infidelidad, eso no quiere decir que debamos realizar estos deseos, cada uno verá cual es la opción que elige, pero muchos de los dramas del sujeto con respecto a su relación de pareja, son por no aceptar que tiene deseos por otras personas fuera de la pareja, pero aceptarlo no quiere decir necesariamente realizarlo.
Cuando él o ella son monógamos (no en el sentido de tener una sola pareja, sino de amar una sola cosa o persona, de amores únicos) quiere decir que sólo aman a su madre, mientras que si ellos aman a otra mujer y su trabajo, o a algún amigo o amiga, quiere decir que su egoísmo ha encontrado un límite en el amor a los otros y a lo otro. Lo mismo para ellas.
Las causas de separación, son siempre inconscientes, nunca es por lo que se cree conscientemente A veces prefieren abandonar a sus parejas que abandonar su ideología sobre la pareja (la realidad no coincide con nuestras expectativas, y en lugar de aceptar que nunca hay coincidencia, pensamos: este hombre no es lo que yo buscaba, o esta mujer no es lo que yo buscaba, en lugar de replantearnos nuestra idea de amor), otras veces la separación es para volver a casa de la madre, etc... cada caso es singular.
En cuanto a la relación del amor con la autoestimación, tenemos que saber que los humanos sólo disponemos de una libido, podíamos decir, de una única energía para amar. Es inevitable para la supervivencia del sujeto cierto grado de egoísmo (es decir de amor a sí mismo, narcisista).
Pero además de poner la libido sobre nuestro yo y amarnos a nosotros mismos, necesitamos poner nuestra libido en otros humanos, es decir, necesitamos amar.
Un intenso egoísmo protege contra la enfermedad; pero, al fin y al cabo, hemos de comenzar a amar para no enfermar y enfermamos en cuanto una frustración nos impide amar.
En la vida amorosa el no ser amado disminuye la autoestima y el serlo, la aumenta. Se ha de establecer una especie de equilibrio, entre el amor que me doy a mí mismo (Y recuerden que si nos nos quisiéramos un poco, no podríamos cuidarnos. El narcisismo trabaja para nuestra conservación. No dañamos nuestro cuerpo, porque lo amamos), y el amor que le doy a los demás. Amarse sólo a sí mismo enferma, pero también enferma amar exclusivamente a los demás y no amarse nada a uno mismo.
Hemos dicho que ser amado aumentaba la autoestima, no así estar enamorado, el enamorado se vuelve humilde frente al objeto idealizado de su amor.
A veces, esta pérdida de la capacidad de amar, que se relaciona con la enfermedad, hace creer al paciente que sólo el amor lo curará. Pero para amar, primero es necesario restablecer esa capacidad de amar perdida.
El amor per sé, no cura a nadie. Si lo que uno quiere es curarse, tendrá que consultar a un psicoanalista.

martes, 10 de febrero de 2009

LAS RELACIONES DE PAREJA. 1. INTRODUCCIÓN.


Cuadro: Venus y Cupido, de Corregio.
Si nos preguntamos ¿cómo elegimos pareja, nos sorprenderá escuchar que la elección de pareja es siempre narcisista y eso quiere decir que se elige al otro por algún rasgo suyo que nos recuerda a nosotros mismos: a lo que fuimos, a lo que somos, a lo que queremos llegar a ser, a la madre dadora: a quien me da o deja que le dé, o al padre protector, es decir, a quien me protege o deja que le proteja. En general se elige la propia imagen o bien una imagen de la madre o del padre. Se podría decir que nos amamos a nosotros mismos en el otro.
Es muy difícil amar realmente al otro en su verdadera dimensión. Traspasar los límites del amor narcisista o del amor familiar (a los padres). Tener un proyecto en común con el otro, un amor productivo.
Los hombres y las mujeres amamos de manera distinta. Es una cuestión estructural, ellos suelen elegir a quien se deja amar, según su propia imagen o según la imagen de la madre, ellas suelen elegir a quien las ama, según su propia imagen, la imagen de la madre o bien la imagen del padre. O bien todo lo contrario, que en el inconsciente es lo mismo. (es decir, elegir un hombre totalmente opuesto al padre, es elegir también con respecto al padre).
La posición de objeto de la mujer con respecto al amor, donde para ella es más importante ser amada que amar, a veces la lleva a los extremos de que el primero que le dice un piropo, que la hace sentirse amada, con ese se casa, y después , se arrepiente en ocasiones toda la vida, o el matrimonio se deshace en seguida.
Y puntualizar también que hay muchos que aman según una forma que podríamos llamar femenina, y mujeres que aman según una forma masculina.
Además de narcisista, el amor es ambivalente (mezcla de sentimientos hostiles y cariñosos), casi todas las relaciones afectivas de alguna duración entre dos personas: el matrimonio, la amistad, el amor paterno y el filial, dejan un depósito de sentimientos hostiles que transcurren a nivel inconsciente, que se muestran, por ejemplo, cuando vemos a dos asociados o a una pareja pelearse de continuo, o a un subalterno murmurar sin cesar contra el superior, o cuando dos familias se unen por un matrimonio, cada una de ellas se considera mejor y más distinguida que la otra, y eso es fuente de continuas discusiones.
Las relaciones de alguna duración no tienen un fácil punto de partida y tampoco es fácil mantenerse en construcción permanente.
Entre las distintas problemáticas que pueden llevar a consultar a una pareja, están los celos. Los celos son señal de amor, por eso cuando se manifiestan cuando hay un motivo, son tolerables pero cuando se manifiestan cuando él o ella están en el trabajo, se hacen insoportables. Hay mujeres y hombres que celan de todo aquello en que su pareja ponga su atención, sea hombre, mujer, amigo, o un deporte, el trabajo, cualquier cosa que distraiga a la pareja de ellos.
El celoso entra en una tristeza que le lleva en situaciones extremas a no trabajar para hacerse acompañante permanente o vigilante crónico, o bien surge el maltrato familiar por celos, una mezcla de amor y venganza.
En la pareja parece que está más permitida socialmente la infidelidad del hombre que la de la mujer. Todos deseamos lo mismo, nos diferenciamos por la manera de renunciar a esos deseos. Deseos de infidelidad tenemos todos y todas, más allá de que su satisfacción sea real o imaginaria (en la fantasía).
La doble moral tiene que ver con el sentido moral que se da a la infidelidad, si el hombre es infiel se suele pensar de él que es más hombre, pero si la infiel es la mujer se piensa de ella que es una casquivana. Hace poco se publicó un estudio que decía demostrar un gen de la infidelidad en los hombres, del que carecían las mujeres. No hemos avanzado nada, los prejuicios de los investigadores intentan demostrar que el hombre es infiel por naturaleza, porque lo lleva en los genes, y la mujer, sin embargo, si es infiel es porque quiere, ya que no tiene ningún gen que lo justifique. Esto es totalmente descabellado. La genética es un valioso instrumento, pero cuando se quiere explicar todo por ella, se cae en errores muy groseros.