Cuadro: Nuestra propia ciudad. Amelia Díez
Hay varios factores a tener en cuenta en la relación médico-paciente. Por un lado están los factores generales intervinientes en cualquier relación humana, podríamos pensar que no es que dos sujetos se relacionen entre ellos, sino que hay algo que los pone en relación. En este caso, es la Medicina la que pone en relación al médico y al paciente. Por otro lado, estarían los factores específicos de esta relación.
Veremos algunos elementos fundamentales que se ponen en juego:
1) La transferencia:
Tenemos que tener en cuenta que el paciente ya trae una relación previa con La Medicina y con los médicos. Es decir, que va a “transferir” al actual encuentro todas esas experiencias, prejuicios, relatos, lecturas, etc, anteriores.
Por eso es importante, que si el paciente muestra desconfianza, el profesional no crea que esa desconfianza es hacia él. El paciente no conoce aún a ese médico y por tanto es imposible que la desconfianza se dirija a él. Podíamos decir que el paciente tiene que atravesar ese camino entre su relación fantasmática, imaginaria, que él trae hecha de casa, con el médico y la actual relación nueva, que se va a establecer.
La confianza “hay que ganársela”, no está dada. El paciente inicialmente, no tiene porqué confiar en el médico. Aunque también es cierto, que si un paciente acude a la consulta, es que algo de confianza tiene, sino, no acudiría. Son más importantes los hechos (acude) que las palabras (manifiesta desconfianza). Esto nos permite entrar en otro relevante tema:
2) La escucha.
La escucha, como hemos podido observar, no se limita a escuchar las palabras del paciente, todas estas indicaciones que hemos ido dando, hacen a cómo escuchamos al paciente: por ejemplo: sus actos son una manera de decirnos algo, o si demuestra una actitud hostil en la primera consulta, no hemos de tomárnoslo como algo personal… Si el paciente se siente escuchado, ya se ha establecido la relación. En realidad, es lo que el paciente más desea: ser escuchado.
Con respecto a esta cuestión de darle más importancia a los actos que a las palabras, también tenemos que tener en cuenta que no es todo tan fácil como que el paciente viene a curarse, nos solicita ser diagnosticado y curado y colaborará en todo con el tratamiento. Este sería el paciente ideal que todo médico imagina, pero posiblemente no exista.
Su propia curación, el paciente la puede llegar a vivir como un don, como un regalo, y no dará este don o regalo a cualquiera. Hay pacientes que se curan con un médico y con otro no, a pesar de que se administró el mismo tratamiento farmacológico. Y esto no depende de la eficacia del médico, sino de las atribuciones del paciente.
Además de establecer una relación particular con el médico, el paciente tiene una relación también con su enfermedad. En ocasiones, aunque la demanda consciente es curarse, inconscientemente el deseo es otro: mantenerse en el rol de enfermo.
La enfermedad exime al paciente de enfrentarse a veces con verdades dolorosas para él, o con la realidad exterior, hostil. Algo en él se resiste a entregarle al médico la curación.
Veremos algunos elementos fundamentales que se ponen en juego:
1) La transferencia:
Tenemos que tener en cuenta que el paciente ya trae una relación previa con La Medicina y con los médicos. Es decir, que va a “transferir” al actual encuentro todas esas experiencias, prejuicios, relatos, lecturas, etc, anteriores.
Por eso es importante, que si el paciente muestra desconfianza, el profesional no crea que esa desconfianza es hacia él. El paciente no conoce aún a ese médico y por tanto es imposible que la desconfianza se dirija a él. Podíamos decir que el paciente tiene que atravesar ese camino entre su relación fantasmática, imaginaria, que él trae hecha de casa, con el médico y la actual relación nueva, que se va a establecer.
La confianza “hay que ganársela”, no está dada. El paciente inicialmente, no tiene porqué confiar en el médico. Aunque también es cierto, que si un paciente acude a la consulta, es que algo de confianza tiene, sino, no acudiría. Son más importantes los hechos (acude) que las palabras (manifiesta desconfianza). Esto nos permite entrar en otro relevante tema:
2) La escucha.
La escucha, como hemos podido observar, no se limita a escuchar las palabras del paciente, todas estas indicaciones que hemos ido dando, hacen a cómo escuchamos al paciente: por ejemplo: sus actos son una manera de decirnos algo, o si demuestra una actitud hostil en la primera consulta, no hemos de tomárnoslo como algo personal… Si el paciente se siente escuchado, ya se ha establecido la relación. En realidad, es lo que el paciente más desea: ser escuchado.
Con respecto a esta cuestión de darle más importancia a los actos que a las palabras, también tenemos que tener en cuenta que no es todo tan fácil como que el paciente viene a curarse, nos solicita ser diagnosticado y curado y colaborará en todo con el tratamiento. Este sería el paciente ideal que todo médico imagina, pero posiblemente no exista.
Su propia curación, el paciente la puede llegar a vivir como un don, como un regalo, y no dará este don o regalo a cualquiera. Hay pacientes que se curan con un médico y con otro no, a pesar de que se administró el mismo tratamiento farmacológico. Y esto no depende de la eficacia del médico, sino de las atribuciones del paciente.
Además de establecer una relación particular con el médico, el paciente tiene una relación también con su enfermedad. En ocasiones, aunque la demanda consciente es curarse, inconscientemente el deseo es otro: mantenerse en el rol de enfermo.
La enfermedad exime al paciente de enfrentarse a veces con verdades dolorosas para él, o con la realidad exterior, hostil. Algo en él se resiste a entregarle al médico la curación.
Espero que sean muchos los médicos que te lean. Las pocas veces que acudo al médico tengo la sensación de que no se me escucha. Acudo muy poco, tal vez menos de lo que debiera. Por supuesto no culpo totalmente a los médicos, la seguridad social, al meos así ocurre en Andalucia, les exige un número de enfermos "clientes" al día. Número que es a todas luces excesivo. Hay otro factor a tener en cuenta, ya no es sólo una cuestión que afecte a los médicos, en general, con las prisas y el cada vez mayor egoismo reinante en la sociedad, la gente escucha muy poco o casi nada.
ResponderEliminarEstoy convencido de que muchos de los problemas que nuestros abuelos solucionaban charlando con los vecinos en la puerta de su casa al anochecer, hoy día son o problemas no curados o problemas que por fuerza han de resolver profesionales como tú.
Y tendrá suerte quien de con una profesional como tú.
Saludos, muy interesante tu entrada.
Felicidades por la participación, un año más en los Congresos, señal de formación continuada.
ResponderEliminarEl medico es mi amigo y ha dedicado una parte de su vida a prepararse para cuidar a los pacientes que lo soliciten.
ResponderEliminarPero luego hay que contar con el tipo de paciente que nos encontramos y según van pasando los años cada vez peor y hay menos credibilidad hacia el medico, lo que es inaudito a mi forma de ver y entender.
Luego el paciente lo ya dicho, es amigo de tener alguna enfermedad con el de compañía y por supuesto nunca se curara, puesto que no esta llamando a la cura, si no a la auto compasión de continuo.
Lo dejo así sin entrar más a fondo, puesto que por circunstancias, tengo un contacto paciente medico fabulosa y no me entra en mente lo que observo, en lo cual quiere decir que el individuo de a pie, cada vez más se esta comportando inadecuadamente hacia el médico, su salvador ese que siempre que se le necesite esta ahí.
Un abrazo y hasta otro momento.
Hola José. Gracias por pasarte por el blog, y dejar tus comentarios.
ResponderEliminarGracias Carlos,gracias. Precisamente de eso habla esta entrada, de la formación del médico.
ResponderEliminarHola Gata: ojalá hubiera muchos más pacientes que pensaran como tú de sus médicos, ir con esa actitud de confianza en el saber del médico, es el 50% de la curación.
ResponderEliminarMe pregunto si no se podrían aplicar las mismas pautas para muchas otras relaciones; amor, amistad, parentesco familiar... ¿Por qué algo aparentemente sencillo se convierte a veces en tan complejo?
ResponderEliminarGracias, ha sido un placer leerte.
Bikiños
Un gusto leerte siempre!!! se aprende mucho o se refresca conocimiento exprimentado!
ResponderEliminarun beso
Roxana
Hola Xose, los humanos somos complejos pero es cierto que complejo no tiene porque ser complicado. Por supuesto, conversar es fundamental en cualquier relación, pero insisto en esta porque creo que debiera hacerse más hincapié en ello en la formación médica. Un beso Xosé, gracias por pasar. No sé si conoces mi otro blog, es menos prosaico que este: Psicoanálisis y creación.
ResponderEliminarGracias Roxana, eres un amor.
ResponderEliminarBesos
La relación médico-paciente, tendría que ser muchas veces mejor de lo que es¡¡;))
ResponderEliminarMILES DE BESOOOOOSSS HERMOSAAAA¡¡¡¡
Hola Mamen: Por ambas partes, todavía publicaré una segunda parte de este artículo, pero yo creo que debe recaer en el profesional la mayor responsabilidad de mejorar esa relación.
ResponderEliminarBesos a tí, linda
Hola Alejandra, gracias por tu visita y comentario en mi blog, ayer pasé y me linkié, hoy paso a dejarte mis saludos y un cálido abrazo.
ResponderEliminarEstos temas que tratas acá son interesante y depende de la situación que esté pasando una, pues muy acertados... de vez en vez es necesario leer de estos temas. Gracias por abrir un consultorio je je. Besos.
Tan Indiscutible lo expuesto
ResponderEliminarComo Cierto.
Aunque me resulta algo contradictorio.
A nadie le agrada estar enfermo.
Por qué pués,tratar de prolongar la incomodidad de padecer carencias de salud,cuando en la mayoría de los casos,los facultativos diagnostican y aplican los mismos tratamientos.
No sería algo un poco más lógico,contrastar como mucho un par de médicos,a lo sumo trés y volcar toda la voluntad posible en atajar cuanto antes el contra tiempo que acarrea toda enfermedad?.
En fin,supongo que puesto que cada cual somos un mundo,de ahí que las prespectivas individuales,puedan llegar a ser razonadas de modos tan diferentes.
Sea como fuere...
Me gusta el artículo,ya que el mundo de la medicina y todo lo relacionado con él,me atraen de constante.
Gracias por la publicación.
Un Saludo muy Cordial.
Hola Natalia: sólo es un consultorio para el que consulte, haciéndolo así consultorio para él/ella. Gracias por responder a mi visita. Por cierto, tengo otro blog que es más literario. http://www.alejandramenassa.blogspot.com
ResponderEliminarBesos adornados Natalia.
Alejandra.
Hola Safo: es que somos los humanos los que somos contradictorios ¿cuántas cosas hacemos que nos hacen mal, a sabiendas de que nos lo hacen?, a veces por puro masoquismo, por ese goce en el dolor (parece mentira pero el masoquismo no es sólo una perversion sexual, sino algo que forma parte de nuestras vidas de manera sutil y a veces imperceptible. Parece mentira que alguien se resista a curar, pero esto es ve todos los días en nuestras consultas.
ResponderEliminargracias por tu comentario, siempre es grato conversar contigo.