miércoles, 22 de abril de 2009

¿ANOREXIA INFANTIL?


Nota aclaratoria tras leer los comentarios: La protagonista de los relatos, no soy yo. Yo trabajo de psicoanalista y en mi práctica diaria, me encuentro con ejemplos ejemplares de algunos padecimientos psíquicos, la intención de relatarlos aquí es que si alguien se encuentra alguna vez en una situación similar, sepa que es tratable, curable y a quién debe consultar. Gracias por vuestros comentarios.
Los médicos me dijeron que mi hija tenía anorexia. Me asusté mucho, la niña tenía apenas dos años, no sabía que estas cosas pasaban a edades tan tempranas. Lo cierto es que apenas comía, lo hacía muy caprichosamente, y muchas veces vomitaba, estaba por debajo de eso que los médicos llaman percentiles normales de peso y estatura, y yo no sabía qué hacer.
Conocía desde hace unos años a una médica del Hospital, que además era psicoanalista. No es que hubiera pensado antes en psicoanalizarme, pero si alguna vez lo hacía, fantaseaba con que sería con ella.
El último pediatra que visitamos me debió ver un poco nerviosa, y me dijo muy amablemente, y casi temeroso, que me aconsejaba consultar un especialista, porque seguramente la niña percibía que yo estaba tensa, y eso no la ayudaba. Debía creer que me lo tomaría a mal, pero en realidad, yo ya lo sabía. Le dije que lo haría, y se quedó sonriendo entre satisfecho y sorprendido, mi reacción no debía ser de las más habituales.
Tenía el teléfono en mi agenda, no sé cómo llegó hasta ahí, quizás hacía tiempo que la idea de psicoanalizarme me venía rondando. Dije: ha llegado la hora y descolgué el teléfono y llamé. Me dio una cita y acudí a la consulta. De lo primero que me di cuenta, hablando en mis sesiones, fue de algo que tenía totalmente olvidado. Cuando la niña nació yo tuve varias mastitis, salía de una y me metía en otra, y por eso no pude darle el pecho, lo pase fatal, con unos dolores espantosos. Mi deseo habría sido amamantarla, pero el dolor lo convertía en misión imposible.
Ya por entonces estaba mal con Pablo, mi marido, en realidad estábamos mal desde siempre. No sé porqué la inercia nos llevó primero a ser novios, después a casarnos, y finalmente a quedarnos embarazados, cómo solía decir él, en el peor momento. Así que yo quería un hijo, pero Miriam no llegó en el momento más adecuado, y nunca comió bien esta niña.
Las relaciones entre Pablo y yo pasaron de ser tensas a ser tormentosas y francamente hostiles. Cuando se alimenta a un niño, se le da también con el alimento, amor. No se trata sólo de cubrir su necesidad nutricia, sino también su necesidad de ternura. Y yo no había podido eso nunca con la pequeña Miriam. Me daba cuenta ahora que ya las mastitis podrían haber sido consecuencia del rechazo que sentía a amamantarla.
Les parecerá estúpido a los que creen en el instinto maternal y esas cosas. No hay nada instintual en ser madre, hay que aprenderlo todo, todo. Cuando me di cuenta de que el rechazo que mi hija sentía por la comida podía tener que ver con el rechazo con el que yo le había dado de comer desde bebé, primero me sentí una especie de ogro, luego me di cuenta de que en ningún momento la situación fue fácil para mí. Casada con un hombre al que no sé porqué razón había llegado a detestar, trabajando, cuidando prácticamente sola de la niña, sintiéndome horrible porque el embarazo había deformado mi cuerpo hasta tal punto que no lo reconocía. En realidad, rechazaba a la pequeña porque no me aguantaba a mí misma. Poco a poco me fui reconciliando conmigo y con Miriam. Ella empezó a mejorar, a comer más normalmente, y sobre todo, a no chantajearme con sus amenazas, cumplidas muchas veces, de vomitarlo todo. Cada vez que quería algo, amenazaba con vomitar lo poco que habíamos logrado que comiera si no lo conseguía inmediatamente, y así, la comida o la no comida era su manera de dominarnos a su padre y a mi. Estos juegos de poder en torno a la comida, se fueron diluyendo, yo me relajé. Pablo hizo algunas entrevistas de pareja conmigo y luego comenzó su psicoanálisis. No nos separamos, solución que nos rondaba a los dos por la cabeza. Algo cambió en nuestra manera de relacionarnos, no es el hombre perfecto, pero ¿eso existe? Creo que me quiere y yo sé que alguna vez lo quise mucho, y ahora estoy volviendo a amarle, poco a poco. Mi hija Miriam está en percentiles normales de talla y peso, desde hace unos meses. Y yo, creo que hasta soy feliz, sensación que hace años que no experimentaba...

11 comentarios:

  1. Te dejo tulipanes para tu alma.



    pacobailacoach.blogspot.com

    ResponderEliminar
  2. No sabía yo que se daba la anorexia infantil...

    Me alegra que ya puedas estar feliz.

    Te he dejado algo para ti en mi blog de Sakkarah-claves.

    Un beso.

    ResponderEliminar
  3. Me sorprende eso de anorexia infantil... Gracias por la información Alejandra.
    -angel

    ResponderEliminar
  4. Gracias Paco, acepto con alegría tus tulipanes, son una de mis flores favoritas.
    Un saludo

    ResponderEliminar
  5. Hola Sakkarah. Sé que en blogger hay muchos blogs que son utilizados para narrar experiencias personales, como desahogo,o con la intención que fuera, y son muy respetables, pero no es el caso de este blog. Yo no relato algo que me haya acontecido a mí. Son relatos en parte reales (deformados para no faltar al secreto profesional y que no puedan ser reconocidas los pacientes sobre los que hablan. Son relatos escritos por mí, pero no soy su protagonista, el protagonista es el paciente, como siempre en psicoanálisis. Los escribo porque si alguien tiene este problema, sabrá a qué profesional acudir. Además, se puede aprender en ellos, si alguien quiere hacerlo, cosas generales que nos pasan a todas las mujeres y hombres.
    Gracias por tu preocupación, pero no es a mí a quien le han pasado todas las visicitudes que relato.
    Un beso Sakkarah, me paso por tu blog. Y gracias por el comentario

    ResponderEliminar
  6. Hola Ángel, gracias por tu comentario, me ha hecho ver que en realidad, no queda muy claro lo que quiere trasmitir este artículo. La palabra anorexia infantil, está puesta entre interrogaciones, porque lo que vengo a decir es que es muy arriesgado diagnosticar una enfermedad infantil, cuando en realidad, el problema es de la madre, y el problema del niño es secundario al de la madre. Yo diría que no se debería diagnosticar una anorexia infantil, se debería conversar con la madre. Un saludo Ángel
    Alejandra

    ResponderEliminar
  7. Muchas gracias por aclararmelo.

    Me encanta tublog, porque se aprende mucho.

    Gracias por tu labor, un beso muy grande.

    ResponderEliminar
  8. Gracias a tí, Sakkarah, y agradezco tu premio. Ahora mismo lo pongo en el blog.
    Un beso

    ResponderEliminar
  9. disculpa alejandra estaba leyendo tu caso y me llamo mucho la atencion porque precisamente estoy haciendo una investigacion en mi universidad sobre la anorexia infantil nose si podrias ayudarme a entrar mas en el tema y de una forma mas personal..
    saludoss y gracias;*

    ResponderEliminar