domingo, 18 de enero de 2009

PSICOANÁLISIS Y POESÍA. SALUD Y CREATIVIDAD. CONFERENCIA IMPARTIDA EN 1989 POR MIGUEL MENASSA


Cuadro: Dalí.
Quiero comenzar agradeciendo esta nueva posibilidad que se me ofrece (que no es la primera ni será la última) para llegar con la Poesía, no sólo al corazón mismo de las cosas, sino, también a las más altas cumbres del pensamiento contemporáneo. Sé que han elegido a un especialista en los cuatro términos que componen el título de mi ponencia, en la que no he de ser precisamente yo, quien exponga sus razones. Ya que al decir de la verdad no hay ningún psicoanálisis de los que se realicen en nuestro medio, más allá del psicoanálisis didáctico en la Escuela de Psicoanálisis Grupo Cero, que soporte el sentido de un solo poema. Bien mirado desde el psicoanálisis el problema se resuelve cuando la poesía es la simpleza de haber sustituido, eficazmente, la posibilidad de jugar del niño, por la posibilidad de fantasear del adulto. Y si de ser un poeta ,en esta ocasión se trata, diré, que creativo puede ser un niño, un ejecutivo, un locutor de radio, y hasta algún estudiante de nuestras Universidades, pero no alcanza, por sí solo, para conformar la figura de un poeta. Y por último y en el intento de perfilar mi exposición, diré, que una buena actitud para la creación, implica, precisamente, una disarmonía, que no se adapta en casi ningún caso, a las pautas, armónicas que determinan los conceptos de salud que manejan los poderosos. Y ahora que estoy por cumplir los cincuenta años, me digo que he vivido medio siglo de un siglo maravilloso, el verdadero siglo de las luces, y me es grato decir, que no hay en los vericuetos del alma humana, ningún camino trazado para el arte o para la locura. En el hombre todo se construye, hasta sus instintos. A una frase de condenar a los organizadores por la mezcla de los cuatro términos en una formulación imposible, me digo con cierto nerviosismo: algo habló en ellos, que por resultar imposible ha caído en el registro de lo humano. Y si tal ha sido, entonces, la magnitud de la audacia de los organizadores del Congreso al combinar el título de mi ponencia, me pregunto por la magnitud de la mía. Y esta frase, para los que están acostumbrados a oír, algo de sexual ha traído al escenario de las palabras. Un cuerpo vive entre nosotros en esas palabras. Una palabra hecha carne como se decía antiguamente o mejor dicho, un pedazo de carne mostrando una vez más que hay algo, aún, humano en el hombre, no simbolizable. Cómo empezar, con éxito, una articulación entre salud y creatividad, por ejemplo, en ciudades donde sus estados, no cuidan la salud y prohíben, más o menos, la creatividad. Llego a decirme en los decires, que se ha querido poner a prueba mis especialidades y llevado como es llevado un jugador por una gran apuesta digo: soy un grupo y mi nobleza no es ninguna nobleza. y ser un grupo no significa siquiera que no vaya a poner una firma al finalizar este escrito que recuerde en parte mi nombre y apellidos. Ni siquiera que los fundamentos de mi propio pensamiento no me pertenecen. Hoy quiero ser un grupo en el instante mismo de la vergüenza, en el mismísimo instante de las grandes revelaciones. Soy un grupo ahí donde os digo que hay razón en pensar que de la enfermedad a la salud hay un solo paso, como piensa el Excelentísimo Ayuntamiento de Caspe. Es lícito pensar que entre la mediocridad y la creatividad hay un solo paso, como piensa el Colegio de Psicólogos de Aragón. y más lícito aún, pensar que de la locura a la poesía hay un solo paso, como piensa el Grupo Caspolino, pero esa razón podrá ser una verdad material, histórica, sólo aceptando que hoy por hoy, ese solo paso puede darlo el psicoanálisis. Y si es necesario confesarlo, lo confieso, yo, también, fui temblando a mi primera sesión de psicoanálisis pensando que nunca más besaría a nadie con pasión, que jamás escribiría un verso. Después para vengarme hube de escribir más de mil versos y hube de besar a más de mil mujeres, esa cifra bastó para sentirme vencido por la verdad. La pasión no se termina porque no existe como tal, se genera entre las personas, entre las palabras, entre los acontecimientos. Estoy recordando en estos espacios los gloriosos días de mi juventud, donde hasta hablar era una pasión, tal vez, la más poderosa pasión de mi juventud. Hablar era más que comer, era irse enredando en situaciones, amores, traiciones, triunfos, derrotas, que jamás hubieran sido mi vida, si me hubiera faltado la palabra. Vengo a decirme y no sé muy bien, por qué frente a ustedes, que antes de ser escritor, yo fui hablador. Y gozaba de una salud espléndida. Me psicoanalizaba todo el día, todo lo que pasaba por mis palabras fue mi vida. De tanto hablar, llegué a decir que para el hombre muchas de las cosas y situaciones que se le aparecían lejanas por sus articulaciones alienadas, eran posibles en nuevas articulaciones de lo que en esa época llamábamos ser. Y así, llevado por mis primeras palabras, comencé mis primeros amores, mis primeros escritos. Tuve suerte, había sido generado para el goce y gocé. Gocé con mis primeras relaciones amorosas y gocé con mis primeros versos. A partir de ese momento ya nada tiene arreglo en mi vida y mi salud ya no es espléndida, porque si bien no padezco ninguna enfermedad, me acosan todas las enfermedades, desde que escribo, desde que hago el amor, mil demonios de dudas me persiguen, porque la muerte en aquel goce hubo de haber realizado su primera movida. Aquí estoy dulce niño encantado, soy tu final y para mí la vida no había comenzado, como ustedes comprenderán eso ensombrece a cualquiera. Os hablo, curtido por ese desgarramiento de haber abandonado el goce primitivo, la salud primitiva en brazos de mi madre, para ser escritor, para ser un amante, situaciones humanas por excelencia, que por tales, desde sus inicios están condenadas a morir.Abandonar, os digo, para ser escritor, el dulce balanceo de sus brazos, para sumergirnos en los terremotos cósmicos del lenguaje, donde la palabra más que reinar, cuestiona todo reino aún cuando nos dice que el amor no son los acontecimientos de la noche pasada sino las palabras en esta clara mañana llena de porvenir, es decir, otras palabras. Y no vayáis a creer por los sesgos, que me estoy alejando de la cuestión, o que no quiero enfrentar la cuestión decididamente. Estoy en el propio corazón de la cuestión y como sabemos no se puede llegar a ningún corazón sin haber pedido fuerzas prestadas al acto de decidir. Pero vale decir que haber hecho el esfuerzo y haber llegado al propio corazón de las cosas, no simplifica en nada lo que tengo que deciros y más aún, complejiza el discurso y lo mancha un poco con sangre, es decir con las historias de las civilizaciones, con la política. Una de las conclusiones de mi exposición, podría ser que la poesía, en mi voz, pide un lugar en el hombre. O bien dicho, en castellano, para que se entienda, mientras haya tantos enfermos descuidados, no habrá salud plena para nadie, mientras haya un hombre que no pueda el hombre, no habrá hombre. Psicoanálisis y poesía; salud y creatividad. Repito las palabras para volver a tener la ilusión de creer que podré, en esta oportunidad, segunda, ya que en el primer intento llegué a un callejón sin salida y que no podré aunque lo deseo, modificar con esta conferencia el rumbo algo desviado de la salud pública y dudo, también de hacer llegar a ustedes la verdadera dimensión de mis palabras. Es por eso que en esta segunda vez, no intentaré nada y aceptaré desde el comienzo haber sido vencido por los organizadores del Congreso, en el sentido de ese notable saber que sin envidia podemos coger de la destreza de nuestro vencedor. He sido puesto en un lugar, donde me tocaría, según el cuadernillo de invitación al Encuentro, defender el psicoanálisis, ya que a otros habrá de tocarles, por negociaciones previas, me imagino, atacar el psicoanálisis, o por lo menos decir, que el psicoanálisis nada tiene que ver con estas cosas. Se trata entonces que en forma lógica y razonable yo haga pesar en mis palabras todo el saber que se supone avalado por 25 años de trabajo activo en el campo psicoanalítico. Pero aquí el problema (nos imaginamos que para facilitar la cuestión) los organizadores, conociendo de antemano mis dotes poéticas, queriendo facilitar las cosas, han puesto al psicoanálisis, repito, para facilitar mi defensa, aliado de la Poesía. Con lo cual me han quitado posibilidad de esbozar una defensa, lógica y razonable, ya que la poesía subvierte toda lógica y lastima toda razón. En cuanto al agregado (vuelvo a imaginarme, producto de negociaciones) conciliador de la salud y la creatividad, no hacen otra cosa que sumirme en la desesperación de las mezquinas utilizaciones que el poder hace de estas dos palabras en cuestión. Ya que la salud queda siempre definida desde la clase que la posee y todo creativo que no contribuya con su creatividad al sostenimiento del sistema burgués, termina siendo un marginado si llegó a cierta edad. Pero si es un joven, otra víctima más de la droga se hará evidente.

1 comentario:

  1. Muy buena tu reflexìón,el arte es un lugar para abir el corazòn y callar a los fantasmas

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