martes, 13 de enero de 2009

DEPRESIÓN Y ENFERMEDADES ORGÁNICAS. UN SUICIDIO ENCUBIERTO. 2

El estudio de la relación entre la depresión y las enfermedades orgánicas ha sido desde la década de 1980, uno de los objetivos de una nueva rama de la medicina conocida como psiconeuroendocrinoinmunología. Una de estas enfermedades asociadas con una depresión previa es el cáncer.
La relación entre depresión y cáncer, está señalada en múltiples trabajos médicos. El sistema inmune tiene entre otras una función de inmunovigilancia, vigila las células mutadas en los procesos normales de multiplicación, y las elimina para evitar que su crecimiento incontrolado genere un tumor. Se ha visto que la depresión psíquica va acompañada de una inmunodepresión, de una depresión de las funciones del sistema inmunológico. El fallo de la vigilancia antitumoral favorecería en los pacientes deprimidos el desarrollo de tumores.
Sabemos que la complicación más grave de una depresión es el suicidio. Podríamos decir que un paciente deprimido que contrae una enfermedad mortal, está de alguna manera consumando un “suicidio encubierto”.
En la revista Journal of Cancer Institute, se publica un interesante trabajo en el que se asocia la depresión crónica con un riesgo muy incrementado de padecer cáncer. Existe otro estudio del Instituto Nacional de Envejecimiento, donde tras analizar a 4.800 personas desde 1982, se ha comprobado que aquéllos que habían tenido más de tres episodios de depresión elevaban en un 88% su riesgo de padecer cáncer. La depresión, no sólo se ha asociado con la producción de un cáncer, sino que también empeora su pronóstico una vez establecida la enfermedad. A este respecto, un ensayo realizado por investigadores del Clínic de Barcelona, demuestra que la depresión grave duplica el riesgo de mortalidad en enfermos de cáncer. La apatía y el pesimismo de la depresión pueden provocar un menor seguimiento de los tratamientos y los consejos médicos.
El primer trabajo que demostró que la psicoterapia era capaz de mejorar ostensiblemente la calidad de vida de los pacientes con cáncer fue el de Spigel, a mediados de los años 80.
Por supuesto, el tratamiento del cáncer sigue siendo la cirugía y la quimio y radioterapia cuando sea preciso, pero añadir el psicoanálisis, para tratar la depresión de base, que lleva a la inmunodepresión, puede mejorar ostensiblemente el pronóstico. Se trata de sumar fuerzas, y no de restarlas. Además, si asumimos, como parecen demostrar los estudios, que la depresión precede al desarrollo del cáncer, tratando la depresión, evitaríamos que se produjera la enfermedad. La vertiente preventiva es quizás la más interesante.
El psicoanálisis ha sido sin duda un indiscutible progreso para la humanidad. Además de padecer de procesos físicos, cuyo estudio lleva a cabo la medicina, el hombre tiene alma, procesos psíquicos inconscientes, y la ciencia que se ocupa de estos procesos es el psicoanálisis. Nos guste o no, aceptemos los progresos de la ciencia o no, nos beneficiemos de ellos o no, son innegables. La medicina sola puede curar muchos padecimientos, y ha llevado a aumentar la esperanza de vida y la calidad de la misma considerablemente. La medicina trabajando codo a codo con el psicoanálisis, aumenta considerablemente su eficacia.
Dra. Alejandra Menassa.
Psicoanalista. Médico Especialista en Medicina Interna
alejandramenassa@telefonica.net

1 comentario:

  1. Soy una lectora muy interesada en la ciencia del Psicoanálisis. Sigo el Seminario sobre Freud en la Escuela de Psicoanálisis y Poesía Grupo Cero, en Madrid. Tras leer su artículo, me corresponde añadir que, como paciente en clínica psicoanalítica, no dejo de comprobar en mi vida todos los beneficios de su terapia. Un saludo y mi admiración a todos los que dedican su trabajo a esta moderna e incuestionable disciplina científica.

    Antonia López Pérez

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